Teorema Lúdico del Triángulo Amoroso Perpetuo
"Ya lo ves,
que no hay dos sin tres"
A. Sanz
Tómese como axioma la siguiente proposición: Toda relación de pareja (desde el matrimonio más consagrado hasta el más casual de los arrejuntes, y todos sus derivados) es, en realidad, un triángulo amoroso que, como tal, cuenta con tres vértices:
La cúspide es un individuo, generalmente del género fémenino con cualquier característica de mujer atractiva que el lector tenga a bien otorgarle, a quien llamaremos la caraja En torno a ella surgen los otros dos elementos del triángulo. El primero, más cercano al vértice principal es a quien llamaremos el mamagüevo. El segundo, que lo cierra, es a quien podríamos denominar el bueno de la película, pero que para los efectos del teorema llamaremos simplemente el güevón.
La aplicación del teorema es, en apariencia, sencillo, y se limita a la concepción clásica del triángulo amoroso, materializado innumerables veces en el arte y la historia. Carmen (la caraja); Don José (el güevón) y Escamillo (el torero mamagüevo); Carlota (la caraja), Werther (el güevón) y Alberto (El abogado mamagüevo); Madame BOvary (no sólo la caraja, sino además LA PUTA); Charles Bovary (el pobre güevón) y los innumerables mamaguevos amantes de aquélla; M (La caraja), D (yo, el güevón) y F (EL GRANDISIMO MAMAGÜEVO). entre muchos otros ejemplos.
El funcionamiento es, entonces, el siguiente: la caraja y el mamagüevo sostienen una relación. Generalmente el triángulo sucede en la fase inicial, cuando el mamagüevo está, como se diría popularmente, "cayéndole" a la caraja y es, en apariencia, correspondido por ésta. Es entonces cuando aparece el güevón: un individuo que acumula en sí mismo las virtudes y los elementos que en realidad necesita la caraja para ser feliz, pero ella no lo nota, pese a que el hace todo lo que está a su alcance, voluntaria e involuntariamente, para hacerse notar. La relación entre la caraja y el güevón puede ser de muy diversa índole: desde simplemente conocidos (e incluso desconocidos) hasta los mejores amigos, amigos con derecho o "hermanitos", una denominación generalmente DETESTADA por el susodicho güevón.
Este teorema, en apariencia de funcionamiento sencillo, se complica a partir de tres elementos: la interacción, las consecuencias y la perpetuidad del triangulo.
La interacción entre los tres individuos del teorema se materializa de distintas maneras. El güevón y el mamagüevo pueden ser los dos mejores amigos que rompen su amistad por una caraja o pueden ser acérrimos enemigos que emplean las tácticas más sucias con tal de "soplarle el bistec" al oponente. También puede darse el caso de que sean dos individuos desconocidos que, en otras circunstancias, habrían podido ser incluso amigos pero que el destino puso a pelear por la caraja.
Por otra parte, las consecuencias en los tres individuos son claras. EL mamagüevo lo seguirá siendo y seguirá demostrando perpetuamente su superioridad sobre el güevón, quien, a su vez, dadas sus características psicológicas, caerá en profundas depresiones y/o arrecheras, hasta el punto de desear fervientemente la muerte del mamagüevo con la vana esperanza de pasar a ocupar su lugar. Por último, la caraja (mujer al fin) es absolutamente impredescible: así como puede alejarse del güevón con la excusa de "no querer hacerle daño", puede tener momentos de vacilación en los que el corazón le diga que su lugar está al lado del güevón que está babeado por ella y no del mamagüevo que tiene ahora al lado.
Pero el punto más delicado y que merece más atención del teorema es el hecho de la perpetuidad del mismo. Es el caso que nunca se encuentra un triángulo sólo, sino rodeado cubierto y colocado sobre otros en los que los tres vértices cambian, según sea el caso, de denominación. Así pues, mientras el guevón del Triángulo A está babeado por la caraja que está pendiente del mamaguevo, él mismo pasa a convertirse en el carajo por el que está babeada la guevona del Triángulo B (nótese que también ocurre el caso inverso), para el cual, la caraja del Triángulo A se convierte en la mamagüeva. Y se reproducen así triángulos superpuestos y encadenados ad infinitum.
Así pues, estimado lector, concéntrese en determinar en qué triángulo se ubica usted como mamagüevo y deje de ser el güevón que está babeado por la caraja a la que sólo le interesa el otro mamagüevo. De esta manera, contribuirá usted a que este nefasto teorema no se compruebe y los triángulos infinitos y eternos se rompan Amén.
NOTA DEL AUTOR: EL término "lúdico" tiene un carácter puramente nominal, derivado del apellido del descubridor del teorema (Ludo)y, bajo ninguna circunstancia, busca ser considerado sinónimo de "juego", como podría pensarse por su etimología ya que, como bien sabemos, estos nefastos triángulos no son, en lo absoluto y bajo ninguna circunstancia, cosas con las que se puede jugar.