Refuerzo de conductas-La confirmación del teorema
Hace algún tiempo planteábamos la existencia de un teorema según el cual toda relación amorosa es en realidad un triángulo, cuyos protagonistas obedecen a patrones claramente definidos, que denominamos el guevón, la caraja y el mamagüevo.
Los términos en los que expuse mi teorema, así como su validez, fueron cuestionados por muchos amigos míos y generaron las susceptibilidades de alguna blogera que, quizás, no quería admitir la verdad, por temor a reconocerse en alguno de los tres patrones. Sin embargo, luego de mucho cavilar, analizar y leer, encontré su comprobación en algo mucho más masivo: una telenovela nueva.
Lo confieso. Veo telenovelas. Lo admito y no me avergüenzo, porque, como dijo un admirado profesor mío de la universidad, los hombres que pregonan a los cuatro vientos no ver novelas, en realidad la ven por un huequito, a fin de no ser sometidos al escarnio. Por ello yo lo digo con la frente en alto: veo novelas. No soy un pegado, he visto como tres o cuatro que en realidad me han capturado, y generalmente no sigo toda la trama. Sin embargo, la nueva del canal 4, llamada Ciudad Bendita, ha generado en mí un particular interés: es la prueba fehaciente de que mi teorema existe.
Aquellos que estudian o han estudiado Comunicación Social, Publicidad o áreas conexas seguro han encontrado en algún punto de su pensum una asignatura denominada Teorías de la Comunicación. Según una de las teorías esbozadas en esa materia (la teoría culturológica, para ser más exacto) la relación entre los medios y el público se plantea como un círculo vicioso en términos de una cultura de masas. Esto es: los medios trasmiten contenidos que coinciden con la cultura, los valores, las creencias, etc., de los espectadores, quienes asumen esos valores como propios. Poco a poco los valores trasmitidos pasan a ser adoptados en su totalidad por la audiencia, y ésta a su vez empieza a demandar de los medios que siga trasmitiendo ese mismo conjunto de valores, creencias y costumbres.
Toda esta perorata teórica es la base para el siguiente planteamiento: la más perfecta prueba de que los triángulos amorosos existen es que los medios de comunicación social los muestran como una característica de la sociedad y, a la vez, refuerzan su existencia.
En el caso concreto que nos atañe, el de la novela Ciudad Bendita, se observan claramente los elementos del triángulo. Una caraja (Bendita Sánchez, interpretada por Marisa ROmán ) se enamora perdidamente del más perfecto arquetipo de mamaguevo (gorila metrosexual, fanfarrón, mentiroso y mujeriego): Junior Mercado (interpretado por Juan Carlos García). A la vez, en la historia entra JUan Lobo (interpretado por ROque Valero), quien se enamora como un guevón de Bendita Sánchez.
Vean la telenovela y comprenderán. ¿Cómo no van a existir estos triángulos viciosos, si los medios los refuerzan como patrones sociales?