Thursday, March 16, 2006

¿Vale la pena el papelón? (Addendum)

Siempre existe la posibilidad de caer más bajo. Pese a que uno muchas veces se siente en el último escalón de la cadena evolutiva de lo kitsch algún comentario de esos que generan incómodos escozores, o alguna acción "romántica" te permite darte cuenta de que hay peores formas de hacer el ridículo. Y eso muchas veces es un alivio.

Reflexionaba sobre eso hoy, cuando fui testigo de algo que sólo creía posible en la mente de algún romántico más empedernido que este servidor, o simplemente de algún cursi. Es el caso, que hojeaba distraídamente el diario El Nacional, en el cual trabajo, cuando mis ojos fueron atraídos por el punto fuerte superior derecho de la página B17, destinada a la publicidad, donde se hallaba el siguiente anuncio:

anuncio

Mientras trataba de recuperarme de mi estupor y el anuncio recorría todos los pasillos de la Sala de Redacción, discutía con mis compañeros, algunos tan románticamente escépticos como yo, acerca del posible origen del cursi (no existe otro apelativo) anuncio. En medio de la disertación, surgieron varias hipótesis.

Aparte de la posibilidad, no condenable, de que se trate de una broma de mal gusto hacia el tal Angel Ernesto o de la (poco probable) opción de que forme parte de una campaña de intriga, la fulana "Osita" debe ser una persona con mucho dinero a la que no le importa gastarlo, que se encuentra babeada por algún individuo (muy probablemente del ejemplar gorilístico primitiVo que he tratado en algunas ocasiones) que no se fija en ella.

En cualquier caso ¿Por qué lo hacen? Más allá de la posibilidad de quedar en evidencia (de la que se salva utilizando un seudónimo tan rosa), la fulana "Osita" deja en evidencia a su pretendido... Que si bien es cierto que muy probablemente sea alguna especie de patán empedernido, tiene derecho a no ser sometido al escarnio público de esa manera ¿Te imaginas qué ocurriría en tu círculo si el tal Ángel Ernesto Hernández fueras tú, amigo lector?

Además, amiga Osita, si quieres declararle tu amor a ese individuo, existen miles de maneras de hacerlo en privado ¿Por qué querer que todoe l mundo se entere? Más allá de un deseo enfermizo de protagonismo a cualquier precio (meta que, de seguro, logró entre muchos lectores de EL Nacional), nunca entenderé que impulsa a las mujeres a caer tan bajo ante ciertos individuos... mientras otros "calentamos el banco de suplentes"...

"En la guerra y el amor todo se vale", es cierto...¡¡¡PERO HAY LÍMITES!!!

Saturday, March 11, 2006

¿Vale la pena el papelón?

"...Hasta mis debilidades
son más fuertes que yo..."
Felipito
Es imposible. A pesar del magno rebote del que fuiste víctima de manera muy sutil hace un par de semanas, ahí estás otra vez, como perrito faldero, haciendo lo imposible porque ella se dé cuenta de que te interesa (cosa que sabe de sobra), pero sin tener la valentía de lanzártele encima...No, no, no, no es falta de valentía, es caballerosidad, piensas mientras se te tranca la voz cuando te acercas a su cubículo a saludarla, esperando esa sonrisa que basta para endulzarte el resto de la amarga tarde en la oficina.
¿Y ella? Pues feliz, porque ¿A qué mujer no le gusta que la cortejen? Se ríe contigo, porque sin duda le pareces simpático, le das conversación inteligente y le subes el ego ¿Qué más necesita? SI vuelves a insinuarle alguna clase de interés, simplemente te sale con el clásico discursito: "Acabo de salir de una relación muy difícil, ahorita no estoy buscando nada". Y con eso le basta para que con una sonrisa al día siguiente olvides el bofetón moral y sigas como perrito faldero.
Te sonríe, y eso para ti es suficiente...Te hace sentir especial, aunque sonríe igual a la infinita corte de compañeros de trabajo que pasan por su cubículo (¿Con o sin intenciones? ¿Quién sabe?) y con los que intercambia conversaciones y risas iguales a las que comparte contigo, que crees únicas.

Pero te sonríe, y eso para ti es suficiente... Aunque su celular rebosa de llamadas perdidas tuyas el fin de semana, que ella no se molesta en contestar, para luego decirte cosas como "No tengo saldo" o "Estuve a punto de atenderte cuando me colgaste", pese a que el 95% de las veces llamaste hasta oír el desagradable mensajito: "SU llamada será desviada...".Te sonríe, y para ti es suficiente, aunque lleves meses tratando de invitarla a salir, para que siempre te salga con una excusa de su ocupada agenda, que jamás es tal, pues siempre narra sus salidas a almorzar con fulanito o menganito...
Te sonríe y para ti es suficiente para no adoptar la idea de abandonar tu sitio de trabajo, a pesar de que llevas dos meses en que te sientes estancado, a pesar de que te pagan mal, te explotan y no te queda tiempo para más nada. Pese a todo eso, eres incapaz de decidirte a dejarlo, solamente por no alejarte de ella, por no dejar de ver su sonrisa a diario, porque sabes que si te vas, es muy poco probable que en su "apretada agenda" consiga un espacio para verte más allá de lo laboral. Porque sabes que, al no estar en la misma oficina, ella tendrá aún menos en común contigo...Y esa idea te aterra.

¿Por qué lo haces? No lo sabes...ALgunas veces te sientes como un miserable bicho aplastado y maloliente, incapaz de tomar una decisión; incapaz de dejar de pasar "casualmente" por su cubículo cuando sales y entras; incapaz de dejarla de llamar ("debe ser que no escucha el teléfono", piensas, ingenuo); incapaz de dejar de buscarla. Otros momentos te carcome la arrechera y la duda al observar el ¿pícaro? intercambio entre ella y tu compañero de trabajo, al que sientes infinitamente más interesante que tú, y vuelves a sentirte como un bicho, con el aditamento de que ahora piensas: "todas las mujeres son iguales...todas son unas p..., ella no me merece...".
Pero ella pasa a tu lado mientras bebes, iracundo, un vaso de agua de botellón. La ves, casi te atragantas y le sonríes. Te devuelve la sonrisa... y la historia se repite una vez más, y otra, y otra....

Wednesday, March 01, 2006

Para recomenzar...Una reflexión

De uno de los grandes:

"Yo, que tantos hombres he sido, nunca fui aquel en cuyo abrazo desfallecía de amor Matilde Urbach"

J.L. Borges