¿Vale la pena el papelón? (Addendum)
Siempre existe la posibilidad de caer más bajo. Pese a que uno muchas veces se siente en el último escalón de la cadena evolutiva de lo kitsch algún comentario de esos que generan incómodos escozores, o alguna acción "romántica" te permite darte cuenta de que hay peores formas de hacer el ridículo. Y eso muchas veces es un alivio.
Reflexionaba sobre eso hoy, cuando fui testigo de algo que sólo creía posible en la mente de algún romántico más empedernido que este servidor, o simplemente de algún cursi. Es el caso, que hojeaba distraídamente el diario El Nacional, en el cual trabajo, cuando mis ojos fueron atraídos por el punto fuerte superior derecho de la página B17, destinada a la publicidad, donde se hallaba el siguiente anuncio:

Mientras trataba de recuperarme de mi estupor y el anuncio recorría todos los pasillos de la Sala de Redacción, discutía con mis compañeros, algunos tan románticamente escépticos como yo, acerca del posible origen del cursi (no existe otro apelativo) anuncio. En medio de la disertación, surgieron varias hipótesis.
Aparte de la posibilidad, no condenable, de que se trate de una broma de mal gusto hacia el tal Angel Ernesto o de la (poco probable) opción de que forme parte de una campaña de intriga, la fulana "Osita" debe ser una persona con mucho dinero a la que no le importa gastarlo, que se encuentra babeada por algún individuo (muy probablemente del ejemplar gorilístico primitiVo que he tratado en algunas ocasiones) que no se fija en ella.
En cualquier caso ¿Por qué lo hacen? Más allá de la posibilidad de quedar en evidencia (de la que se salva utilizando un seudónimo tan rosa), la fulana "Osita" deja en evidencia a su pretendido... Que si bien es cierto que muy probablemente sea alguna especie de patán empedernido, tiene derecho a no ser sometido al escarnio público de esa manera ¿Te imaginas qué ocurriría en tu círculo si el tal Ángel Ernesto Hernández fueras tú, amigo lector?
Además, amiga Osita, si quieres declararle tu amor a ese individuo, existen miles de maneras de hacerlo en privado ¿Por qué querer que todoe l mundo se entere? Más allá de un deseo enfermizo de protagonismo a cualquier precio (meta que, de seguro, logró entre muchos lectores de EL Nacional), nunca entenderé que impulsa a las mujeres a caer tan bajo ante ciertos individuos... mientras otros "calentamos el banco de suplentes"...
"En la guerra y el amor todo se vale", es cierto...¡¡¡PERO HAY LÍMITES!!!