Monday, February 13, 2006

Los no correspondidos

"En esta historia sólo yo me muero
y moriré de amor porque te quiero,
porque te quiero, amor, a sangre y fuego"
Pablo Neruda
Tras casi un año de abandono, que he empleado para intentar teorizar de manera más adecuada sobre el amor, he de hablar de una de las más clásicas modalidades de ese demonio: el NO CORRESPONDIDO.
Se trata de un tipo de amor sobre el que decena de músicos, ensayistas, poetas y literatos han escrito. Y no es para menos. El amor no correspondido abarca desde los triángulos amorosos, en los cuales nosotros no somos más que el amiguito, pues alguien más ya se "alzó con la dama", hasta ese amor que todos llegamos a sentir por la amiga de nuestra hermana, que sólo nos ve como "el hermanito de mi amiga".
La presencia de tales diminutivos no es casual. Por alguna razón biopsicológica, cuando nos enamoramos (DE VERDAD, no sólo para "levantarnos" a alguien), solemos quedar en un estado de inferioridad que, por un lado, nos hace vulnerables a los despechos y, por el otro, nos hace caer en la red de esas personas dignas de "afecto y ternura", de aquella que nos rompe el corazón en mil pedacitos, incluso sin saberlo.
De ahí, amigo lector, que Ud. HA DE HACER LO HUMANAMENTE POSIBLE para no caer en esa red. No permita que empleen diminutivos de su nombre, o que le digan "que lindo, te quiero mucho", porque eso generalmente conlleva un "...como un amigo", pues ya algún gorila, de esos ejemplares de Macho Alfa por los que ellas babean, se habrá quedado con nuestra Dulcinea.
Para muestra un botón:
En el siglo XVIII, un señor llamado J.W. Goethe escribió lo que se conoce como "el refugio de los enamorados sin esperanza". Se trata de una novela, presetnada en forma de compilación epistolar, llamada Las penas del joven Werther, o simplemente Werther. Esta obra presenta un triángulo amoroso clásico: Nuestro protagonista, Werther, narra a su amigo Guillermo, como cae progresivamente en las garras del demonio por una señorita llamada Carlota, de gran inteligencia y sensibilidad que, a despecho del protagonista y de nosotros, los románticos empedernidos, se encuentra comprometido con un ejemploar Macho Alfa del Siglo XVIII: un joven abogado frío y calculador llamado Alberto.
EN tal obra están presentes los elementos de un amor no correspondido tipo clásico: Dos hombres. EL primero, un joven apasionado, inteligente, de buena conversación, simpático pero que tiene un único defecto: LLEGÓ TARDE A LA REPARTICIÓN. El otro (Alberto), un abogado frío, gris, quizás consciente del tesoro que tiene por mujer, pero sin la intensidad que puede darle el sujeto A a la relación.
Por último, LA MUJER, confusa, hormonal, pero predilecta. Nuestro tormento, nuestro delirio predilecto. Aparentemente inofensiva, pero altamente peligrosa. EN el caso concreto de Carlota (la protagonista), hay que añadirle un elemento más ponzoñoso aún: ¡Su inteligencia! Cuando una mujer es inteligente, amigo lector, no hay nada que hacer. Es un tema sobre el que existen muchas opiniones, pero lo que es un hecho es que una mujer no pensante suele ser bastante más fácil de conquistar, pero, sin duda, también muchíiiiiiiiiiisimo más aburrida.
El resto de la historia es bien conocido, y suele ser lugarcomún en los triángulos amorosos: la SUSODICHA ve muy simpático al TERCERO, pero el MACHO ALFA es quien termina triunfando, pues la SUSODICHA se conforma con manifestarse confundida por lo que siente, pero tiene el temor de abandonar lo seguro que le da el MACHO ALFA para irse con nuestro sufrido amigo.
Ahora bien ¿Qué tan inocente es la mujer del sufrimiento? Es el punto con el cual quiero acabar mi reflexión de hoy, a la espera de su conclusión, amigo lector. Por ahora, bástele saber que nuestro joven Werther decide suicidarse. Así que ¡Cuidado!

0 Comments:

Post a Comment

<< Home